Mi primer viaje fue a los 15 meses de vida. Durante 90 días recorrimos Europa con mis padres, creo que fue allí, en ese momento, donde imperceptiblemente se despertó mi pasión por viajar.
Luego vinieron vacaciones en diferentes lugares... gracias a que comparto con mis padres ese sentimiento por la aventura y las diferentes culturas, tuve oportunidad de conocer varios paraísos.
Pero, por alguna razón fue Brasil lo que siempre me atrajo misteriosamente, su cultura, su alegría, sus diferentes colores y “sotaques”. Creo que fue por eso que, luego de terminar mi carrera de publicidad... carrera que cursé hasta el final aún sabiendo que no era justamente lo que me llenaba por completo, armé mi valija y me fui a Brasil. Lo que iba a ser un mes... se convirtió en mi vida. Seis años después decidí volver, por fin, 'definitivamente' al pais que me vió nacer y hacer una 'vida normal'. Pero mi espíritu aventurero no estaba saciado... y así llegaron los cruceros.
Trabajar en un crucero tiene, como todo, sus pros y sus contras. La vida es, si se puede utilizar esa palabra, mas 'dura'. Las jornadas de trabajo son largas... el mar no está siempre tan tranquilo como en el 'Crucero del Amor' y es verdad que no es lo más habitual en una 'vida normal' hacer ensayos de emergencia 2 o 3 veces por semana para saber que hacer si tendrás que ir a los botes salvavidas o por si 'tu casa' se va a prenderfuego!!!
La remuneración es excelente, lo que lo hace muy tentador. Aquí están los pros. Es muy interesante y divertido, claro, irte a dormir en España y despertarte en Francia por ejemplo, todo esto sin haberte movido de tu habitación/cabina. Es fantástico poder, en esas pequeñas dosis de tiempo (muchas veces no son demasiadas las horas en cada puerto) poder recorrer callecitas interesantes, conocer muchisimo, 'olfatear' la región. Sin embargo, yo considero que lo mejor son los amigos que se hacen, que aunque sea una frase hecha, se transforman en tu familia. Amigos a los que a veces tendrás que decir adiós mas pronto de lo que quisieras, ya que el recambio es constante.... ahí harás otros de los cuales también aprenderás. Algunos de estos serán de por vida. Son esos amigos con los que creaste lazos fuertes, auténticos. Lazos, en ocasiones basados justamente en esa misma pasión por viajar, por la aventura. Lazos creados por los momentos compartidos, algunos divertidisimos, otros difíciles.
Claro que también hay que advertir, a quien decida 'embarcarse' en este estilo de vida, que así como te levantás un día para ir a trabajar, vuelves 6 meses después a casa y claro, también se pierden muchas cosas... se pierden casamientos, cumpleaños, nacimientos, se pierden esos pequeños acontecimientos diarios... pero volvemos a lo que decía de los lazos. Cuando los lazos son fuertes y el cariño es grande, nada se pierde, al contrario, se enriquece. Al volver habrá miles de anécdotas, imágenes e historias para contar y compartir.